La lectura de las leyendas de Bécquer nos ha inspirado las nuestras propias. Hicimos un concurso en el grupo 4º C M.A.E. y éste ha resultado ganador, tras la votación de los compañeros y el profesor.
DESIERTO
Sin rumbo y desesperado, camina un niño por las dunas del Sáhara en un frío anochecer. Sus pasos son torpes, su energía, nula, sus articulaciones se congelan por segundos, y al fin, cae. Su cuerpo endeble y su mirada perdida son testigos de una reunión de seres que susurran alrededor de lo que parece un pilar de azabache.
Lo que la eterna noche deja ver es tan sólo eso: ese pilar y esos seres. Cada vez, esos sonidos se hacen mas fuertes y su cuerpo empieza a recuperarse, De repente, el niño se levantó y deambuló hasta esa extraña reunión, pero todo dio un giro; los seres, al verlo, pararon su danza y sus susurros. Segundos después, el pilar que se alzaba hasta los cielos se fue destrozando y resquebrajando. Por cada hendidura un brillo rojo recorría todo el desierto persiguiendo a los seres misteriosos. El niño comenzó a correr tratando de escapar de aquel infierno. Pero no sirvió de nada, su destino era ser víctima de esa pesadilla que acabó con la perdida del conocimiento del niño.
Pronto cobró conciencia, abrió los ojos y se encontró aquel pilar cubierto de sangre. El niño, sin saber por qué se levantó y tocó el pilar, que reaccionó al instante con un leve temblor. Allí donde el niño ponía la mano se abrió un surco que encerraba un medallón con extraños caracteres. Él tomó con sus pequeñas manos el objeto antes de que fuera a parar al bolsillo de su chaleco. Y así, sin más, desapareció.
Todavía, se mantiene en pie un pequeño pedrusco de azabache en el lugar donde se cree que ocurrieron estos sucesos. Todo ello viene confirmado por grandes caravanas que observan por el desierto cómo un niño deambula solo por las dunas, pero también hay gente que ve otras cosas, como ciudades, otras personas, oasis, mares… cosas de todo tipo que dicen ser de otro mundo creado por ese niño. Pero hoy en día a todas esas visiones se les llama espejismos.
Jundof
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